ESCRIBO ESTE RELATO POR ENCARGO DE MI AMIGA CLOTI, QUE HA ORGANIZADO CON SUS COLEGAS BLOGUEROS UNA ESPECIE DE CORREVEYDILE DE RELATOS MUY INTERESANTE. ESTOY ENCANTADA DE PARTICIPAR PORQUE EL PERSONAJE QUE HA ELEGIDO, MADAME CURIE, SIEMPRE ME HA FASCINADO. OS DEJO EL ENLACE A SU BLOG, MERECE LA PENA:
http://lacasadecloti.blogspot.com/
María apagó la vela, la última que le quedaba, de un enérgico soplo. Era el final del mismo ritual que llevaba repitiendo en los últimos seis días. No tenía sueño, hubiese preferido quedarse un rato a leer, pero no tenía con qué. No sabía si la vela aguantaría hasta el final de la semana.
Cogió la postura como pudo, la mesa y la silla haciendo las veces de edredón pesaban mucho. Qué terrible estaba resultando aquel mes de diciembre en París, por Dios. Y no quería ni pensar en cómo estaría siendo en Varsovia. ¿Su familia estaría bien?
Una nueva incomodidad vino a sumarse a las muchas que tenía. Le picaba una pierna. Imposible rascarse con toda la ropa que llevaba puesta… toda su ropa. Era lo único que podía hacer para combatir el intenso frío en aquella habitación de estudiante donde el aire entraba por todos los lados, en aquel París hostil…
Cerró los ojos intentando pensar en cosas agradables, pero ¡hacía tanto frío! Frío, igual a muerte… cuerpos fríos, tumbas frías, lápidas frías…
María no pudo evitar recordar el momento en que tuvo que entrar en el salón enlutado para despedirse del cuerpo de su hermana mayor, Zofia, muerta de tifus a los doce años. María era una niña, tenía miedo, se sentía confusa. Su madre no podía consolarla con sus besos. Hacía tiempo que su madre no la besaba; hacía tiempo que su madre no besaba a nadie porque decía que sus besos eran ponzoña. Pero sí besó a la gélida Zofia aquella mañana, antes de que se la llevaran al cementerio, porque su veneno ya no podía hacer daño a la hija querida.
¡No! No podía pensar en eso… Aléjate, imagen cruel. Pensaría en algo agradable, como la conversación de aquella mañana con el doctor Curie. Era un hombre muy agradable, un verdadero científico, casi el único que no la miraba por encima del hombro por ser la única mujer en La Sorbona. Le había preguntado por su familia en Polonia, por su padre y hermanos…
Su mente privilegiada volvió a traicionarla. ¡Ay, mamá! La ponzoña se había llevado a la madre que ya no besaba dos años después de morir su hermana. En aquel momento, casi se alegraba. A su madre le habría dado una pena infinita ver cómo su pequeña y espabilada María sobrevivía a duras penas en un cuchitril parisiense con una beca irrisoria, pasando mil y una privaciones, apenas sin comer y usando como colcha toda su ropa y muebles. Sí… era una terca, pero sacaría su licenciatura en matemáticas adelante, al igual que el año anterior había sacado la de física. Pierre se lo había dicho aquella mañana: admiro muchísimo su tenacidad, señorita Sklodowska.
María se durmió dulcemente mientras la superficie de su vaso de agua se helaba lentamente. Mañana sería otro día, pensó antes de entregarse al sueño. Mañana volvería a ver a Pierre.
Precioso, toy tiritando.
ResponderEliminarBssssssssss
Cloti
Pues abrígate, mujer, jajaja. Es broma, precioso tu comentario también. Bss
ResponderEliminarMe encanta, Morgana. ¿Conoces un relato de Uslar Pietri que se llama "La siembra de ajos" y a medida que lo lees te huele a ajo? Eso me pasó con tu relato. Sentí el frío de Madame Curie, incluso me empezó a picar una pierna. ¿Lo puedo leer en clase?
ResponderEliminarBesos.
Pues no, Hortensia, no lo he leído pero lo buscaré. Eso mismo le pasó a la pobre Cloti, me temo.
ResponderEliminar¿Qué si lo puedes leer en clase? Por favor, eso ni se pregunta, es un honor, muchas gracias.
Besazos, niña.
Hola Morgana! Vengo desde el blog de Cloti, a cotillearte el relato sobre la Sra. Curie.
ResponderEliminarMe ha parecido estupendo. El punto de vista desde el que lo has hecho es genial. Maria Sklodowska antes de convertirse en Madame Curie. Su pasado, su vida de estudiante y los pensamientos que podrían pasar por su cabeza antes de ir a dormir... Fascinante, la verdad, y muy trabajado a nivel biográfico. Te has metido de lleno en la piel de esta genio.
Saludos!
Muchas gracias, Blas. La verdad es que me ha gustado muchísimo escribir sobre ella... siempre la he admirado. Bss
ResponderEliminarestá genial, morgana. eran tiempos difíciles, y la protagonista tuvo que recorrer un largo camino hasta convertirse en una afamada científica. me ha gustado mucho también lo del primer encuentro (o uno de los primeros) con quien sería su marido.
ResponderEliminarGracias, Chema. Me gusta este ejercicio porque es como un poliedro, cada uno ha visto una cara de Madame Curie. Ya estoy impaciente esperando a ver qué personaje eliges. Bss
ResponderEliminarAy, cómo me ha gustado. Has escrito un relato precioso. Cuando estudiaba, hice un trabajo sobre el libro de su biografía, libro que después he regalado a varias personas que se interesaban por la quimica o la física. Es algo que hay que leer para valorar el mundo de la ciencia. Besos.
ResponderEliminarHola, Haya. Qué alegría verte por aquí. Lo gracioso es que yo odiaba (y odio) la física y la química, y acabé casada con un químico, ya ves, jajaja. Ahora la odio menos. Morgana, desde una de sus múltiples cuentas de correo
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