
Hola. Estás en un blog multitemático. Morgana, José Luis y el Abuelo Cocinillas esperan que te lo pases bien aquí. Y recuerda... PON EL CEREBRO EN FUNCIONAMIENTO ANTES DE PONER LA LENGUA EN MOVIMIENTO
LOS QUE HACEMOS DE ESTE BLOG UNA CASA DE LOCOS
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MORGANA | JOTAELE | AGÜELO COCINILLAS |
Oficialmente, profesora Escritora Casada y madre de familia Me gusta leer, escribir y el rock and roll Toco la guitarra Hago dameros Me gusta Patán Odio la política y los programas del corazón | Oficialmente, abogado Seductor No sabe, no contesta Me gustan las mujeres Toco lo que me dejan Hago el amor Me gusta Betty Boop Odio a Belén Esteban y a María Antonia Iglesias | Oficialmente, jubilado Naturalista Viudito y disponible Me gusta observar la naturaleza humana Ya no toco nada Hago disecciones Me gusta doña Urraca Odio la caza, la pesca y los toros. |
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lunes, 29 de noviembre de 2010
OBLIGACIÓN VERSUS PROHIBICIÓN

lunes, 22 de noviembre de 2010
MIGUEL RÍOS: COLISEO DE A CORUÑA. 20-11-2010****


viernes, 19 de noviembre de 2010
LO PROHIBIDO
Me estreno en este blog. Mi compañera de página me ha invitado a hacerlo. No podía rechazar la invitación, que se produjo de la siguiente manera: estábamos en nuestra pequeña redacción ella, el viejo sordo que usa trompetilla, duerme eternas siestas y tira ventosidades sin cortarse un pelo, y yo. Entonces ella me dijo: “ya estás publicando algo o te echo a patadas en el culo”. Ante tan exquisita sugerencia, no me queda más remedio que ponerme a ello. Y créanme que no tengo mucho tiempo. Esta mañana, sin ir más lejos, estuve ocupadísimo entre la lectura de mi correo, un par de horas en facebook jugando al tesoro y tres horas de chat en el Messenger con mi amigo Carlos Losada, que tenía la desfachatez de discutirme quién de los dos había sido el primero en gozar de las delicias de Pavita González allá por nuestro primero de BUP. Por supuesto, fui yo; pero me costó hacérselo entender. Qué flaca se vuelve la memoria a partir de los cuarenta.
He aquí que mi compañera de blog se ha tomado la libertad de lanzarme un reto para hablar sobre cierto tema. No voy a hacerlo. No voy a hacerlo porque apenas si tengo conocimientos sobre ello; y yo de lo que no sé, no hablo. Pero sí usaré el texto como pretexto para explayarme sobre una idea que he desarrollado a partir de lo que cierta encantadora dama dijo en los comentarios.
En mi juventud la masturbación era pecado. Desde que a uno le empezaba a cambiar la voz y a salirle pelusilla en el bigote y en otras partes del cuerpo, ya empezaba a escuchar la misma cantinela: se volvía uno loco, te quedabas ciego, tullido, cojitranco, impotente, estéril y cejijunto… en fin. ¿Qué les voy a contar que no sepan ya? Los tiempos han cambiado mucho y hoy en día ya no sólo no es pecado, tampoco es delito punible. Usted se la puede cascar en la calle tranquilamente a plena luz del día que, como mucho, pasará un rato en el cuartelillo. Por supuesto, libertad para manejar el propio cuerpo, como no podría ser menos en una sociedad democrática. El problema es que si no está prohibido dejará de ser divertido, al menos para mí.
Reflexiono sobre esta cuestión a tenor de algo que me dijo mi encantadora esposa el otro día. Llegó a casa enfadada, la niña le había montado un escándalo en la calle.
-Haberle dado un azote en el culo –sugerí yo.
Ella me miró como si hubiera dicho el mayor dislate de la historia.
-¿Algo te funciona mal por ahí arriba, José Luis? –por supuesto, ella sabe que por abajo todo funciona perfectamente –Ibamos por una calle llena de bancos.
Necesité treinta segundos para entender lo que quería decir con eso: bancos, ergo cajeros automáticos, ergo cámaras de seguridad.
-Hiciste bien, Roberta –respondí con admiración.
Y es que resulta que ahora los padres no podemos ejercer nuestra libertad como tales y dar un azote en el trasero a nuestros hijos en público nos puede suponer una denuncia anónima por malos tratos. Y si nos ponemos a pensar, tal y como hice yo ayer por la tarde, llegamos a la conclusión que en nuestra avanzada sociedad democrática todo está casi tan prohibido como en una dictadura. Todo. Uno puede cantar a voz en grito “El cara al sol” o “La internacional” y nadie se escandalizará ni será detenido por comportamiento subversivo. Y poco más. El resto está todo prohibido. Vivimos en una sociedad llena de carteles con imperativos y prohibiciones. Y eso me angustia y me genera unos deseos locos de tirar basura en la calle, conducir sin cinturón y hablando por el móvil, saludar a mis amigos con un sonoro bofetón si algún policía está pasando por delante en ese momento, ir en moto sin casco, e incluso, con el asco que me da, fumar.
Lo que más me repugna de este asunto es cómo meten mano salvajemente en unos temas y en otros tenemos que permitir un libertinaje propio de una república bananera: chicos haciendo botellón sin dejar dormir a nadie en toda la noche, a gritos, con la música a toda caña, dejando todo hecho un asco… ah, eso no, pobrecitos, se pueden traumatizar si se les quita la diversión. No hay manera de legislarlo, nadie le pone el cascabel al gato. Por no hablar de la pésima regulación de los contenidos de las televisiones emitidos en horario infantil: yo a Jorge Javier Vázquez lo mandaba a galeras y después lo hacía ahorcar y descuartizar por si las moscas. Y ya no me voy a meter en la notoria relajación de nuestro sistema judicial y penal, donde para conseguir una condena por asesinato de más de cinco años hay que cargarse a un edificio entero durante años con estricnina obtenida en casa para no entrar por una puerta de la comisaría y salir por la otra lustrándote las uñas en la solapa de la chaqueta y, probablemente, con un contrato jugoso para ir a ladrar tu experiencia en alguna patética televisión. ¡De vergüenza! Prohíben por un lado y dan caramelos y acceso franco por otro. Y me pone los pelos de punta, porque no quiero que mi hija se eduque en una sociedad así. Creo que mi actual tendencia hacia la monogamia y la fidelidad se debe precisamente a lo tolerante que es la sociedad con ese tema: no está prohibido, por lo tanto no me seduce.
Yo quería dedicar mi primera entrada de blog a mis rubias favoritas. Otro día será. Encantado de escribir para ustedes.