No es que cocinen mal, no. Todo lo contrario. El problema que tiene O Cabo, al que debo calificar como tapería a falta de clasificaciones, es que su relación calidad-precio me parece francamente abusiva. Que por un plato de carpaccio, un calamar (grande, eso sí) y cuatro vinos me cobren 50 euros me parece una tomadura de pelo. Todo muy rico, eso sí. La materia prima es excelente y cuanto menos la manipulen, mejor. Es preferible pedir platos poco elaborados, como mariscos al vapor o pescados a la plancha, que tostas, pongo por caso. Cada copa de Ribera del Duero cuesta la friolera de 3 eurazos y, además, las llenan poco. El personal es muy amable, pero o no dan abasto o gestionan mal su tiempo, pues como el recinto (pequeño) esté un poco lleno tardan en atender más de lo recomendable. Tampoco tienen carta, cosa que a algún tiquismiquis pondrá los nervios de punta. Cantan los platos a viva voz y tienen una pizarra complementaria. En resumen: no te preparan para el clavazo. Y como colofón, si no cenas allí no te sirven café. Creo que bajar un poco los precios de los vinos ayudaría. A mí no me van a volver a ver el pelo en mucho tiempo, desde luego.
Hola. Estás en un blog multitemático. Morgana, José Luis y el Abuelo Cocinillas esperan que te lo pases bien aquí. Y recuerda... PON EL CEREBRO EN FUNCIONAMIENTO ANTES DE PONER LA LENGUA EN MOVIMIENTO
LOS QUE HACEMOS DE ESTE BLOG UNA CASA DE LOCOS
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MORGANA | JOTAELE | AGÜELO COCINILLAS |
Oficialmente, profesora Escritora Casada y madre de familia Me gusta leer, escribir y el rock and roll Toco la guitarra Hago dameros Me gusta Patán Odio la política y los programas del corazón | Oficialmente, abogado Seductor No sabe, no contesta Me gustan las mujeres Toco lo que me dejan Hago el amor Me gusta Betty Boop Odio a Belén Esteban y a María Antonia Iglesias | Oficialmente, jubilado Naturalista Viudito y disponible Me gusta observar la naturaleza humana Ya no toco nada Hago disecciones Me gusta doña Urraca Odio la caza, la pesca y los toros. |
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martes, 13 de diciembre de 2011
COMIENDO POR LA CORUÑA: O CABO**
No es que cocinen mal, no. Todo lo contrario. El problema que tiene O Cabo, al que debo calificar como tapería a falta de clasificaciones, es que su relación calidad-precio me parece francamente abusiva. Que por un plato de carpaccio, un calamar (grande, eso sí) y cuatro vinos me cobren 50 euros me parece una tomadura de pelo. Todo muy rico, eso sí. La materia prima es excelente y cuanto menos la manipulen, mejor. Es preferible pedir platos poco elaborados, como mariscos al vapor o pescados a la plancha, que tostas, pongo por caso. Cada copa de Ribera del Duero cuesta la friolera de 3 eurazos y, además, las llenan poco. El personal es muy amable, pero o no dan abasto o gestionan mal su tiempo, pues como el recinto (pequeño) esté un poco lleno tardan en atender más de lo recomendable. Tampoco tienen carta, cosa que a algún tiquismiquis pondrá los nervios de punta. Cantan los platos a viva voz y tienen una pizarra complementaria. En resumen: no te preparan para el clavazo. Y como colofón, si no cenas allí no te sirven café. Creo que bajar un poco los precios de los vinos ayudaría. A mí no me van a volver a ver el pelo en mucho tiempo, desde luego.
CINCO MESES. SEIS KILÓMETROS. UN CAMBIO DE CASA
domingo, 13 de noviembre de 2011
CUATRO MESES. EMPIEZAN LOS PROBLEMAS
jueves, 27 de octubre de 2011
TOKIO BLUES*** Y OTRAS LECTURAS DE OCTUBRE
lunes, 10 de octubre de 2011
TRES MESES. CINCO KILÓMETROS. UN OBJETIVO.

jueves, 6 de octubre de 2011
STEVE JOBS: IN MEMORIAM
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Foto propiedad de Fata Morgana |
martes, 4 de octubre de 2011
COMIENDO POR LA CORUÑA: EL MONO PACO ***
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Foto por gentileza de "El Mono Paco" |
lunes, 26 de septiembre de 2011
COMIENDO POR SANTIAGO: VAOVÁ GASTRO ****
A veces soy un poco sibarita, qué carajo. ¿O es que sólo los ricos se han de permitir lujos? Este fin de semana me he perdido por Santiago de Compostela. Suelo ir con cierta frecuencia, pero esta vez lo hice con premeditación, alevosía y nocturnidad: conocer el Vaova gastro, el recién inaugurado hermano mayor de la exitosa coctelería Vaova Bar.
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zona Premium del Vaova Gastro |
jueves, 15 de septiembre de 2011
DOS MESES. TRES KILÓMETROS. UN PREMIO
lunes, 5 de septiembre de 2011
NUEVAS ADICCIONES, BUENOS PROPÓSITOS
lunes, 27 de junio de 2011
RESTAURANTE "TIRA DO CORDEL": TIRA DA CARTEIRA ****
*****Pásate todo el mes ahorrando para ir
**** Espera a que te invite tu churri
*** No está mal, pero cocina mejor tu madre
** Píllate algo en el kebab de debajo de casa
* Coge fama y échate a dormir: aprende a cocinar, coño
Praia de San Roque
15155 Fisterra
(A Coruña)
PRECIO POR PERSONA: 40 EUROS: Zamburiñas al horno, Lubina a la brasa, postre, pan, vino y café.
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http://www.tiradocordel.com/ |
viernes, 17 de junio de 2011
INDIGNADO


jueves, 26 de mayo de 2011
SOY UN MACARRA, SOY UN HORTERA...
A mí que no me vengan con historias: ya lo dije en la entrada anterior... que no me vendan el rollo con la excusa de que es por mi bien, que es por mi seguridad y para ahorrarme combustible. Yo gano mi pasta (cada vez menos) y me la gasto en lo que me sale de los huevos kinder. Me gusta que llamen a las cosas por su nombre y éste es feo: afán recaudatorio. Este monstruo tiene tres cabezas: el radar fijo, el radar móvil y el coche camuflado. El primero no tiene ciencia, es fácil de esquivar teniendo cuidado porque, como su nombre indica, está siempre en el mismo sitio. El segundo es más jodido, pero yo, que hago mucha autopista, sé de sobra los sitios donde pueden ponerlos sin ser vistos y no son muchos, así que hay que estar atento en ciertos puntos. Y el tercero... ¡ay el tercero! Quién sería el maldito cabrón que lo inventó. Me refiero a ese coche que se pone delante de ti y de repente, como demoníaca discoteca, ilumina su parte de atrás con un letrero de neón que dice "pare" o algo así.
Primera experiencia surrealista: domingo, once de la mañana. Autopista AP-9 dirección La Coruña. Llegando a Santiago, adelantamos a un coche (no conducía yo) a 115 por hora. De repente, la trasera del coche que llevábamos delante se ilumina con el puto "pare". El conductor no sabe qué hacer, pues iba bien... intermitente a la derecha esperando instrucciones, sesos devanándose pensando qué habrá hecho mal, mano de picoleto que sale por la ventanilla y nos indica que lo adelantemos. Adelantamos a 110 justos. La copiloto, o sea, yo, mira el coche y ve en su interior a cuatro picoletos de no más de veinte años, descojonándose de risa. La copiloto, o sea yo, se caga en todos los muertos de los picoletos y en los picoletos también por no haber pillado la matrícula. ¿No es para denunciar? A eso se le llama abuso de poder, como poco.
Segunda experiencia surrealista: viernes, diez de la mañana. Autopista AP-9 dirección La Coruña. Pasado Santiago empieza el glorioso tramo de 30-40 km donde se le puede pisar: es una cuesta muy tendida con apenas tráfico. Conduce quien suscribe. Voy sola, hace buen día y en mi CD suena Highway Star de Deep Purple. Se me va el pie, le piso, disfruto... hasta que en lontananza veo un coche gris circulando anormalmente despacio, completamente solo. Aminoro, me acerco y veo que es un Citroën C5. Guardo la distancia de seguridad, por si las moscas. Cambio el CD por la radio. Examino el coche de delante: conductor y copiloto, pues se ven dos cabezas. Nos pasa un Mercedes, me mosqueo y decido adelantar. Entonces los miro y veo dos inequívocas camisas verdes de manga corta y dos todavía menos inequívocos bigotes. ¿Por qué siempre llevan bigote? Regreso al carril derecho e inmediatamente me adelantan ellos en una maniobra larguísima donde forman una cola de la hostia con otros vehículos que los alcanzan durante el adelantamiento. Regresan al carril derecho metiéndoseme a cuchillo (¿Y la distancia de seguridad?) y obligándome a frenar.
A partir de entonces el viaje se convierte en una pesadilla en la que el Citroën C5, a modo de perro pastor, va haciendo volver al buen camino a toda oveja motorizada que cometa la osadía de descarriarse. Emplea para ello sucios métodos: circula entre los dos carriles alegremente, se pega al vehículo de delante de tal forma que si ellos fueran otros los multarían seguro, adelantan pegándose a todo el mundo y se vuelven al carril forzando la maniobra... todo un ejemplo de conducción segura, vaya. Algunos tardan en darse cuenta de que son ellos, pero al final caen de la burra. Por dos veces los picoletos están a punto de provocar una colisión múltiple. ¡Y así sesenta kilómetros!
Tercera experiencia surrealista. Datos previos: a base de contarle a todo dios las dos anteriores, me entero de algunas cosas interesantes a la par que espeluznantes, entre otras, que cualquier coche puede ser un camuflado, incluso un audi o un alfa romeo, puesto que ahora usan los vehículos que la policía confisca a los narcos, y aquí hay mucho narco, ya se sabe. Así que: viernes, nueve de la noche. AP-9 de mis pecados, dirección La Coruña. Agravante: agotada como una burra. Empiezo a emparanoiarme con todo coche que me encuentro por el camino, que va solo y despacio. Uno lleva una pegatina de Bob Esponja en la parte de atrás, pero me da por pensar que a lo mejor los muy hijos de puta se camuflan de honrado padre de familia para despistar. En otro se ven dos melenas rubias, pero pienso que también pueden ser dos picoletas con la regla u ovulando y, por tanto, con muchas ganas de tocar las pelotas al personal. Un tercero lleva tres ocupantes a bordo, pero recuerdo el día de los cuatro picoletos escojonándome y me pienso dos veces el adelantamiento. El cuarto es el colmo de la paranoia: Ford Focus tuneado con cristales tintados completamente solo en el kilómetro 50. Va a 105. No me lo puedo creer. Tras dudar lo adelanto y me veo a un pobre veinteañero, aspirante a macarra y hortera, aferrando el volante como quien hace un esfuerzo muy grande por no correr más de lo debido y tan acojonado como yo. Me mira aviesamente con expresión de terror. Todos tenemos miedo. Todos desconfiamos de todos. Odio conducir.
Conclusiones:
He tenido que dejar de escuchar rock and roll en el coche, pues me incitaba a correr. Ahora escucho a Richard Clayderman y a ese asesino de la música llamado Kenny G.
Tengo una tendinitis perpetua en la pierna derecha. Sí, en la del acelerador.
Cualquier día me doy una hostia intentando adivinar quién va dentro del coche de delante. Mis ojos son como los de un camaleón: antes llevaba uno en la carretera y otro en el cuentakilómetros. Tendré que habilitar un tercero. ¿El del culo, quizá? Sería el más apropiado para la DGT. No se merecen otra cosa.
Me está como dios por tacaña. ¿Por qué no pediría de extra el limitador de velocidad?
Ojalá los cuatro picoletos tengan una enfermedad de transmisión sexual que les haga caer la picha a trozos y se la tengan que amputar. Por ejemplo.
Mamá: a partir de ahora si quieres verme vienes tú, que para eso no conduces. Que le den por saco a la AP-9.
jueves, 19 de mayo de 2011
DEMOCRACIA REAL...YA
Por cierto, señores del PSOE y del PP: no cuenten con mi voto el domingo... ni nunca.