Escribo esto mientras veo en diagonal la toma de posesión del Presidente Obama, una ceremonia como sólo saben hacer los americanos, al aire libre en pleno mes de enero en Washington, donde en este momento cascan, según mis informaciones, algunos grados bajo cero.
Hoy es un día histórico por varios motivos: el primero porque aunque quería que ganara, no tenía claro que llegara a suceder, no lo tuve hasta la última semana, con los años uno se hace cada vez más escéptico; el segundo, porque después de ocho años sigo sin encontrar el motivo por el que un ser (por llamarle de alguna manera) como el extinto George Washington Bush Jr. pudo llegar a ser presidente de algo que no fuera el equipo de béisbol de su colegio, supongo que ahí radicará la erótica del tan cacareado “sueño americano”; el tercero, porque no entiendo cómo nadie le pegó un tiro antes a semejante aborto texano; el cuarto, porque espero y deseo que la elección de un presidente demócrata sacado de la supuesta minoría afroamericana sea indicativo de que algo está cambiando en ese país tan viejo y nuevo a la vez.
Yo reconozco que era más partidaria (no por empatía, sino por posibilidades) de la Sra. Clinton, que no goza de mis simpatías porque creo que sacrificó sus enormes ganas de meterle a su señor marido el famoso puro del caso Monica Cara Pan de Bollo Lewinsky por cierto sitio en aras de una ambición política sin límites. Y créanme, con tal de que no saliesen los republicanos me servía la mona Chita como candidata (por cierto ¿vive todavía?). Así que me siento satisfecha y voy a darle cien días de confianza, como hago con todo el mundo, desde la señora de la limpieza al cejillas circunflejas, que ya los ha agotado/acogotado, por cierto.
El innombrable asqueroso, que deja a la nación más rica del planeta que no sirve ni para limpiarse el culo con su mapa en este momento, ha tenido la desfachatez de ir a la toma de posesión. Acaba de coger un helicóptero se supone que para dirigirse a su hermoso rancho texano, donde tantas sentencias de muerte firmó, a escribir sus memorias, que ocho años dando por el ojo trasero a todo el planeta dan mucho de sí, y aún tendrá que buscar a un negro, en el mejor sentido de la palabra, que se las escriba, porque hasta donde yo sé, en la clínica de tratamiento del alcoholismo no le enseñaron. El mundo será un lugar mejor sin él sin duda.
Enhorabuena, USA, por vuestro nuevo presidente. Que os cunda. Lo digo con todo el cariño del que soy capaz. Y como vosotros decís:
God bless America.
Espero y deseo que este hombre le devuelva a su pais todo lo que el vaquero le ha quitado, sobre todo la esperanza , qu esa la tienen desde el momento que haqn votado por un gran cambio que seguro que será mucho mejor que lo que tenian hasta ahora.
ResponderEliminarUn besito morgana
Un besito para ti también, Rosa. Yo no me hago demasiadas ilusiones. Estados Unidos, globalmente, me ha decepcionado. Aunque tengo amigos americanos que son un encanto. Hay que darle cien días, por lo menos, porque la herencia que le dejan es un desastre.
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