LOS QUE HACEMOS DE ESTE BLOG UNA CASA DE LOCOS

LOS QUE HACEMOS DE ESTE BLOG UNA CASA DE LOCOS

MORGANA

JOTAELE

AGÜELO COCINILLAS

Oficialmente, profesora

Escritora

Casada y madre de familia

Me gusta leer, escribir y el rock and roll

Toco la guitarra

Hago dameros

Me gusta Patán

Odio la política y los programas del corazón

Oficialmente, abogado

Seductor

No sabe, no contesta

Me gustan las mujeres

Toco lo que me dejan

Hago el amor

Me gusta Betty Boop

Odio a Belén Esteban y a María Antonia Iglesias

Oficialmente, jubilado

Naturalista

Viudito y disponible

Me gusta observar la naturaleza humana

Ya no toco nada

Hago disecciones

Me gusta doña Urraca

Odio la caza, la pesca y los toros.

LIBROS LEÍDOS INVIERNO 2013

J.K. ROWLING: Una vacante imprevista
NOELIA AMARILLO: "¿Suave como la seda?
LENA VALENTI: "Amos y mazmorras"

jueves, 26 de mayo de 2011

SOY UN MACARRA, SOY UN HORTERA...

... voy a toda hostia por la carretera. Eso decía una canción de los años 80, creo recordar que era del inefable grupo gijonés "Los Ilegales". Bien, ahora ya no se puede ser ni macarra, ni hortera, ni pisarle a toda leche. Miren que juré no decir ni pío sobre la ley del 110, pero últimamente he tenido experiencias tan surrealistas con el tema que no lo puedo remediar. No me disgustaba conducir, ni tampoco soy una loca de la velocidad, pero si el estado de la calzada y del coche me permitían correr, lo hacía. ¿Para qué ir a 120 en un tramo de treinta kilómetros de autopista, completamente sola, una bonita mañana de marzo, si puedo ir a 150? Es mi coche, es mi gasolina, no hago daño a nadie, déjenme en paz, hombre... Entra en vigor lo que yo llamo la ley del caracol y me prometo a mí misma no pasar de 130, pensando en mi bolsillo más que otra cosa. Jamás me han puesto una multa por exceso de velocidad y mantengo todos mis puntos. Para la DGT soy virgen y pienso seguir siéndolo... si me dejan.

A mí que no me vengan con historias: ya lo dije en la entrada anterior... que no me vendan el rollo con la excusa de que es por mi bien, que es por mi seguridad y para ahorrarme combustible. Yo gano mi pasta (cada vez menos)  y me la gasto en lo que me sale de los huevos kinder. Me gusta que llamen a las cosas por su nombre y éste es feo: afán recaudatorio. Este monstruo tiene tres cabezas: el radar fijo, el radar móvil y el coche camuflado. El primero no tiene ciencia, es fácil de esquivar teniendo cuidado porque, como su nombre indica, está siempre en el mismo sitio. El segundo es más jodido, pero yo, que hago mucha autopista, sé de sobra los sitios donde pueden ponerlos sin ser vistos y no son muchos, así que hay que estar atento en ciertos puntos. Y el tercero... ¡ay el tercero! Quién sería el maldito cabrón que lo inventó. Me refiero a ese coche que se pone delante de ti y de repente, como demoníaca discoteca, ilumina su parte de atrás con un letrero de neón que dice "pare" o algo así.

Primera experiencia surrealista: domingo, once de la mañana. Autopista AP-9 dirección La Coruña. Llegando a Santiago, adelantamos a un coche (no conducía yo) a 115 por hora. De repente, la trasera del coche que llevábamos delante se ilumina con el puto "pare". El conductor no sabe qué hacer, pues iba bien... intermitente a la derecha esperando instrucciones, sesos devanándose pensando qué habrá hecho mal, mano de picoleto que sale por la ventanilla y nos indica que lo adelantemos. Adelantamos a 110 justos. La copiloto, o sea, yo, mira el coche y ve en su interior a cuatro picoletos de no más de veinte años, descojonándose de risa. La copiloto, o sea yo, se caga en todos los muertos de los picoletos y en los picoletos también por no haber pillado la matrícula. ¿No es para denunciar? A eso se le llama abuso de poder, como poco.

Segunda experiencia surrealista: viernes, diez de la mañana. Autopista AP-9 dirección La Coruña. Pasado Santiago empieza el glorioso tramo de 30-40 km donde se le puede pisar: es una cuesta muy tendida con apenas tráfico. Conduce quien suscribe. Voy sola, hace buen día y en mi CD suena Highway Star de Deep Purple. Se me va el pie, le piso, disfruto... hasta que en lontananza veo un coche gris circulando anormalmente despacio, completamente solo. Aminoro, me acerco y veo que es un Citroën C5. Guardo la distancia de seguridad, por si las moscas. Cambio el CD por la radio. Examino el coche de delante: conductor y copiloto, pues se ven dos cabezas. Nos pasa un Mercedes, me mosqueo y decido adelantar. Entonces los miro y veo dos inequívocas camisas verdes de manga corta y dos todavía menos inequívocos bigotes. ¿Por qué siempre llevan bigote? Regreso al carril derecho e inmediatamente me adelantan ellos en una maniobra larguísima donde forman una cola de la hostia con otros vehículos que los alcanzan durante el adelantamiento. Regresan al carril derecho metiéndoseme a cuchillo (¿Y la distancia de seguridad?) y obligándome a frenar.

A partir de entonces el viaje se convierte en una pesadilla en la que el Citroën C5, a modo de perro pastor, va haciendo volver al buen camino a toda oveja motorizada que cometa la osadía de descarriarse. Emplea para ello sucios métodos: circula entre los dos carriles alegremente, se pega al vehículo de delante de tal forma que si ellos fueran otros los multarían seguro, adelantan pegándose a todo el mundo y se vuelven al carril forzando la maniobra... todo un ejemplo de conducción segura, vaya. Algunos tardan en darse cuenta de que son ellos, pero al final caen de la burra. Por dos veces  los picoletos están a punto de provocar una colisión múltiple. ¡Y así sesenta kilómetros!

Tercera experiencia surrealista. Datos previos:  a base de contarle a todo dios las dos anteriores, me entero de algunas cosas interesantes a la par que espeluznantes, entre otras, que cualquier coche puede ser un camuflado, incluso un audi o un alfa romeo, puesto que ahora usan los vehículos que la policía confisca a los narcos, y aquí hay mucho narco, ya se sabe. Así que: viernes, nueve de la noche. AP-9 de mis pecados, dirección La Coruña. Agravante: agotada como una burra. Empiezo a emparanoiarme con todo coche que me encuentro por el camino, que va solo y despacio. Uno lleva una pegatina de Bob Esponja en la parte de atrás, pero me da por pensar que a lo mejor los muy hijos de puta se camuflan de honrado padre de familia para despistar. En otro se ven dos melenas rubias, pero pienso que también pueden ser dos picoletas con la regla u ovulando y, por tanto, con muchas ganas de tocar las pelotas al personal. Un tercero lleva tres ocupantes a bordo, pero recuerdo el día de los cuatro picoletos escojonándome y me pienso dos veces el adelantamiento. El cuarto es el colmo de la paranoia: Ford Focus tuneado con cristales tintados completamente solo en el kilómetro 50. Va a 105. No me lo puedo creer. Tras dudar lo adelanto y me veo a un pobre veinteañero, aspirante a macarra y hortera, aferrando el volante como quien hace un esfuerzo muy grande por no correr más de lo debido y tan acojonado como yo. Me mira aviesamente con expresión de terror. Todos tenemos miedo. Todos desconfiamos de todos. Odio conducir.

Conclusiones:
He tenido que dejar de escuchar rock and roll en el coche, pues me incitaba a correr. Ahora escucho a Richard Clayderman y a ese asesino de la música llamado Kenny G.

Tengo una tendinitis perpetua en la pierna derecha. Sí, en la del acelerador.

Cualquier día me doy una hostia intentando adivinar quién va dentro del coche de delante. Mis ojos son como los de un camaleón: antes llevaba uno en la carretera y otro en el cuentakilómetros. Tendré que habilitar un tercero. ¿El del culo, quizá? Sería el más apropiado para la DGT. No se merecen otra cosa.

Me está como dios por tacaña. ¿Por qué no pediría de extra el limitador de velocidad?

Ojalá los cuatro picoletos tengan una enfermedad de transmisión sexual que les haga caer la picha a trozos y se la tengan que amputar. Por ejemplo.

Mamá: a partir de ahora si quieres verme vienes tú, que para eso no conduces. Que le den por saco a la AP-9.



jueves, 19 de mayo de 2011

DEMOCRACIA REAL...YA

Literalmente, DEMOCRACIA significa "gobierno del pueblo", lo cual contesta sí a la pregunta que me llevo haciendo desde hace varios días: ¿qué es exactamente una "democracia real"? ¿significa que ahora no tenemos una democracia? Si nosotros elegimos nuestros representantes en las cámaras, es de suponer que sí tenemos un régimen democrático ¿no es así?

Pero la cosa no es tan sencilla. No entiendo ni jota de política (ni quiero) y siempre me dejo llevar por el sentido común en estos casos. Supongo que no es necesario que les hable del movimiento "Democracia real ya" y de las acciones que está llevando a cabo, a estas alturas hasta las ratas de los alcantarillados saben de qué va la cosa, pero sí me gustaría hacer un poco de hincapié en el nombre que han elegido. ¿Democracia real o democracia ideal? Empiezo a pensar que la democracia es una utopía y que no es en absoluto sinónimo de bienestar o justicia social. Democracia es lo que quiere el pueblo, y si el pueblo quiere (y querrá a este paso) un gobierno de ultraderecha, pues habrá que joderse y acatar su voluntad, en una palabra: ser democrático.

Bien es verdad que uno al votar corre el riesgo de que le crezcan los enanos: los políticos suelen decir diego donde dijeron digo y al final o no cumplen las promesas electorales o les dan una vuelta argumentativa para hacer su santa voluntad a decretazo limpio, por imperativo categórico (lo que más me jode es que me lo disfracen diciendo que es "por nuestro bien". También es verdad que a veces durante una legislatura surgen imprevistos y hay que improvisar sobre la marcha, y que hacer referéndums cada dos por tres para andar consultando lo que se hace cuesta un pastizal. Y por último, no es menos verdad que un partido que tiene la palabra socialista en su nombre se carga todos sus principios, si es que algún día los tuvo, vendiéndose como una puta barata a los bancos, entre otras cosas. Así que entiendo perfectamente que una serie de personas muy cabreadas por no tener trabajo, ni vivienda digna ni lugar donde caerse muertos planten la tienda de campaña por las plazas de España en una manifestación totalmente pacífica. Lo que no entiendo es que intenten prohibirlas ¿Ha vuelto la censura y yo no me he enterado? Ah, sí, dentro de poco los grises estarán en las calles otra vez dando solfa a diestro y siniestro.

Entre las quejas de este movimiento, por lo que he leído, está la polarización política del país: sólo existen el PSOE y el PP y los que no somos ni de uno ni de otro estamos huérfanos de voto. Vivimos en un país de acojonados, ya no me vale el rollo de las dos Españas ni las reminiscencias de la guerra civil ni farrapos de gaita: tenemos miedo a lo nuevo y al cambio. Vivimos en un país de viejos, en su mayoría votantes de la derecha; de pequeños burgueses que no quieren perder su estatus; de trabajadores autónomos hasta las pelotas de pagar impuestos infernales... todo el mundo quiere tener vivienda propia, coche, banda ancha y salir de cena y copas todos los fines de semana. Todos queremos vivir bien sin renunciar a nada. Y eso podrá suceder en una república bananera, pero no en un país que está sumido en la crisis y que va a tener que renunciar a algunas cosas para que se cubran las necesidades mínimas a las que todo ciudadano tiene derecho, para contribuir al bienestar de la mayoría. ¿Creen que los socialistas lo están haciendo mal? Completamente de acuerdo. ¿Creen que Rajoy lo va a hacer mejor? Me meo de risa. A lo mejor tiene suerte y le pasa como a Aznar en la primera legislatura, que la economía mundial mejora y los bancos nos vuelven a poner alfombras rojas en la puerta e irrisiorios tipos de interés. Porque esta no es la primera crisis que pasamos ni será la última, no me quiero ni acordar de los últimos años de la eterna legislatura de Felipe González, pero sí es la primera que se puede postear en las redes sociales y contra eso, afortunadamente, no se puede luchar, que ya nos llega de sobra con el estado policial en que vivimos, que ni que estuviéramos con Franco, coño.
Resumiendo: que yo creo que lo que tiene que ser real, o más bien realista y sobre todo solidario,  es el pueblo, no la democracia. O, por lo menos, sensato. Y que, desde luego, "democracia real" tiene todas mis simpatías, aunque sólo sea por tener los huevos de atreverse a levantar la voz en este país de borregos.
Por cierto, señores del PSOE y del PP: no cuenten con mi voto el domingo... ni nunca.